El hallazgo de esta nueva especie en los bosques de Huancabamba,reafirma la importancia de las áreas naturales protegidas como refugio para la biodiversidad.
El reciente descubrimiento de la Pudella carlae revela nuevas facetas de esta especie emblemática, con características distintivas que incluyen un pelaje más oscuro y patrones únicos en su piel.
El estudio liderado por el investigador Javier Barrio y colaboradores de la División de Mastozoología del Centro de Ornitología y Biodiversidad (Corbidi), reveló un emocionante descubrimiento en los bosques de Huancabamba, Perú. El análisis exhaustivo de especímenes históricamente identificados como Pudu mephistopheles reveló la existencia de dos especies distintas: Pudella mephistophila y Pudella carlae. Esta última, Pudella carlae, se ha convertido en la primera especie de ciervo descrita en el siglo XXI y la primera del Nuevo Mundo en más de 60 años.
Fotografías: Sernanp
El Pudella carlae, como se ha denominado a esta nueva especie, se distribuye en el sureste de la Depresión de Huancabamba, a lo largo de las yungas peruanas, abarcando la parte norte y central del lado oriental de los Andes peruanos. Este descubrimiento confirma la presencia de esta especie en varias áreas protegidas de Perú, incluyendo el Parque Nacional del Río Abiseo, el Parque Nacional Yanachaga Chemillén, el Santuario Nacional Pampa Hermosa, el Santuario Nacional Cordillera del Colán, el Bosque de Protección Pui Pui, el Bosque de Protección Alto Mayo y la Reserva Comunal Chayu-Nain.
En particular, el Parque Nacional Yanachaga Chemillén, reconocido por su rica biodiversidad, ha registrado la presencia del pudú, conocido localmente como venado enano o sacha cabra. Este descubrimiento enriquece aún más la lista de mamíferos endémicos de este parque, fortaleciendo la importancia de su conservación y gestión. Asimismo, el Ministerio del Ambiente (Minam), a través del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), ha puesto de relieve la importancia de las áreas naturales protegidas como refugio para la biodiversidad, especialmente para especies raras y poco conocidas como el pudú.
El hallazgo de Pudella carlae motiva a intensificar los esfuerzos de conservación en las áreas naturales protegidas donde habita esta especie. Se necesita llevar a cabo estudios adicionales sobre su estado de conservación, biología, ecología y amenazas para garantizar su supervivencia a largo plazo.
Este emocionante descubrimiento es un recordatorio del valor de las áreas protegidas como refugio para la biodiversidad y subraya la necesidad de continuar protegiendo estos ecosistemas únicos que albergan especies tan singulares como el pudú.