Rubro 3
12 . 15 . 2023

Marc Jean Dourojeanni: Profesor emérito de la Universidad Nacional Agraria, La Molina, Lima, Perú.

La decisión del Congreso de la República de aprobar la tan esperada Ley del Cuerpo de Guardaparques del Perú es motivo de gran satisfacción. Más aún porque fue una decisión prácticamente unánime, demostrando un cambio de actitud en el comportamiento de los políticos y de la sociedad, a favor de medidas concretas para conservar la diversidad biológica y el ambiente. Nuestros recordados amigos Carlos Ponce del Prado y Antonio Brack estarían radiantes de haber podido vivir este acontecimiento.

Esta ley beneficia a los que, desde el mar, el desierto, las montañas, los pantanos y las selvas, han asumido la tarea de defender el patrimonio natural de la nación. No es, pues, una ley que apenas compensa el esfuerzo sacrificado de los guardaparques. Es una ley que fortalece la difícil misión de defender casi 30 millones de hectáreas, es decir el 17,9% del territorio terrestre más el 7,8% del espacio marino del Perú, contra la depredación y el mal uso y, es preciso reconocer, que los actuales menos de 800 mujeres y hombres que hacen esa labor son muy pocos (¡cada guardaparque debe supervisar 37,500 hectáreas!) para tan tremenda obligación. Ojalá que esta ley permita estimular más vocaciones por la naturaleza.

La nueva ley es bastante diferente de la propuesta inicial, elaborada hace unos ocho años por los propios guardaparques, que fue acogida y transformada en proyecto de ley por el entonces diputado Horacio Zevallos o, la que yo mismo propuse, hace unos seis años y que, desde entonces, fue intensamente trabajada por Mariano Castro, quien además logró sensibilizar a la Autoridad Nacional del Servicio Civil (SERVIR) en cuanto a las peculiaridades laborales de la función de guardaparque y a otras instancias decisorias y que, después, fueron impulsadas por el Ministerio del Ambiente, especialmente bajo la gestión de Gabriel Quijandría y por Pronaturaleza, entre otros. En el camino, se vencieron las resistencias burocráticas iniciales del propio Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (SERNANP) que consideraba innecesaria esa ley. Poco a poco, en especial gracias a la tenacidad de los propios guardaparques y al apoyo decisivo de la actual gestión del Ministerio del Ambiente y del SERNANP, hoy dirigido por un experto con vivencia de campo junto a los guardaparques, el Congreso en pleno la acogió y aprobó. Fue difícil, pero, sin duda, valió la pena. Felicitaciones a todas y todos los artífices de esta hazaña que, además, coloca al Perú en una situación expectante entre los países que verdaderamente se esfuerzan en cuidar muestras de su naturaleza.

Sin embargo, nada es perfecto y esta ley, sin desmerecerla, podría haber sido más completa. En especial, no dice nada sobre el indispensable centro de formación o capacitación de guardaparques. Tampoco asimila a los llamados guardaisla que, bajo cualquier criterio, también son guardaparques. Asimismo, faltó incluir, bajo el mismo paraguas, a los guardianes del patrimonio arqueológico, que hacen una labor, en todo equivalente e igualmente arriesgada a la que hacen los guardaparques, tema que personalmente discutí reiteradamente con el fallecido arqueólogo Luis Lumbreras, quien también consideraba eso necesario. Entre otras cosas, también creo que la lista de responsabilidades y deberes de los guardaparques se quedó un poco corta frente a la de sus derechos, tampoco habla sobre el eventualmente necesario porte de armas… en fin, supongo que algunos de estos aspectos podrán serán abordados al hacer la reglamentación… o en próximas legislaturas.

Pero nada puede ni debe empañar el éxito logrado, fruto de la persistencia y organización de los guardaparques y del entusiasmo de todas las muchas personas y partes involucradas. Todos merecen ser felicitados. Las justas y merecidas condiciones que los guardaparques, ellos y ellas, dispondrán en adelante, resultará, sin duda, en un mayor y mejor cuidado del patrimonio biológico del Perú.

NdR: Las opiniones expresadas en el presente artículo son responsabilidad del autor y no reflejan la posición oficial de Pronaturaleza o de alguno de sus integrantes.

Fotografía: Sernanp.